De la actividad minera se produce una axiomática prosperidad
donde se lleva a cabo, pero indudablemente genera gran impacto ambiental. Para
mencionar algunos ejemplos; la mina del cerrejón, la cual es una mina de explotación de carbón a cielo abierto, localizada en la zona
del municipio de Albania en el departamento de La Guajira al norte de Colombia y, la mina la escondida ubicada en la región de Antofagasta Chile, que explota y produce la mayor
cantidad de cobre en el mundo;
éstas han podido tener una dotación de mas de 2.000 personas, más 517 personas
como contratistas permanentes (servicios de alimentación, servicios de manutención y aseo, explosivos, suministro y distribución de combustibles,
seguridad y transportes entre otros), es
decir cerca de 2.600 personas con empleo directo por la explotación
minera. Ahora bien, un
empleo en minería crea unos tres empleos indirectos en la comunidad en
servicios y construcción, por lo que la operación de una mina representa un
impacto importante y claramente así ha sido. Sin embargo,
impactos aun a menor escala pueden crear conflictos por el uso de la tierra y
oposición a la explotación minera por grupos ambientalistas, sobre todo en
países desarrollados más poblados.
La
resolución de conflictos puede involucrar pagos de compensaciones, derechos de
paso y eventualmente el costo de rehabilitar zonas explotadas o directamente al
abandono de proyectos mineros. En
algunos países el riesgo político
constituye una barrera para la inversión minera, mientras que en otros el
riesgo ambiental constituye una barrera tanto o más importante. Actualmente el abrir una nueva mina en EEUU o
Canadá es muy difícil, debido a las condicionantes ambientales impuestas en las
últimas décadas.
El
informe Nuestro Futuro Común de la
Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas (1987)
presidida por el Primer Ministro de Noruega Sr. Brundtland, destacó que la
producción de bienes en el mundo de ese año era siete veces mayor que en 1950. La Comisión propuso el “Desarrollo
Sustentable”, un enlace entre economía y ecología, como la única solución
práctica para el crecimiento económico sin dañar el medio ambiente.
Consecuentemente en
1989 James
Stevenson de Rio Tinto Corporation (RTZ, la compañía minera más grande del
mundo) señaló que el crecimiento sustentable era un concepto espinoso para la
industria extractiva. Surgen las
interrogantes de ¿Cómo encaja la minería? ¿Cómo puede ser considerada desarrollo
sustentable una mina ?, hay que recordar
que todas las minas tienen una vida finita, algunas de veinte años o
menos.
David
Munro, un dirigente ambientalista, ha escrito
que el desarrollo sustentable o sustentabilidad se han trasformado en palabras
que se utilizan mucho en la rétorica de personas relacionadas con el medio
ambiente y desarrollo. Estos términos se
han utilizado para describir cualquier política de desarrollo que simplemente
permita un futuro cómodo y seguro al cual todos aspiran y estos términos han
llegado a ser malentendidos y mal usados en forma creciente. ¿Tienen todavía algún sentido aparte de la
retórica ambientalista? Munro piensa que sí: “la sustentabilidad debe ser el
criterio principal para juzgar el desarrollo”.
Sin embargo, se debe volver al predicamento de Stevenson: los cuerpos de
mena son finitos y no-renovables y si se explotan no pueden ser
reemplazados. Lo mejor que puede hacer
un minero es mostrar responsabilidad
ambiental y devolver el área explotada lo más cercanamente posible al estado
previo a la minería o proveer otro uso alterreno desolado que pudo resultar de
su trabajo minero, como transformar un rajo minero en una laguna para la
navegación o usar desmontes para la industria de la construcción.
Esta
aproximación a lo que puede ser correcto, sería el empleo de cualquier método que permita la
disminución de la demanda de recursos no-renovables, mediante un uso más
eficiente de los mismos, desarrollando sustitutos renovables, reciclando, etc.,
pero el objetivo inmediato más importante y que probablemente tendría un
impacto mayor, sería la estabilización de la población seguida de una
disminución de la población mundial. Sin
embargo, un comentario silencioso respecto a la no-aplicabilidad del concepto de
desarrollo sustentable a la explotación de recursos mineros es que, éstas políticas
son responsabilidades gubernamentales y no de compañías mineras.